El día 31 de mayo, quedó inaugurado en Karagandá (Kazajistán), un monolito conmemorativo en memoria de los españoles que fueron confinados por la Rusia comunista durante la era de Stalin en los Gulags de Karagandá, un complejo de diversos campos para prisioneros ubicado en el centro de la actual República de Kazajistán.
El acto coincidió con el “Día de las Víctimas”, que los kazajos celebran anualmente desde su independencia de la ex Unión Soviética en 1991.
La conmemoración se celebró en una inmensa estepa donde están enterrados 7.700 prisioneros, de unas 40 nacionalidades, victimas del totalitarismo comunista y que nunca pudieron regresar a sus hogares.
De los 152 españoles internados en los distintos campos del Gulag, 14 perdieron la vida en los subcampos de Spassk y Kok-Uzek.
José María Bañuelos, uno de los "niños de la guerra", enviado durante la Guerra Civil por el Gobierno del Frente Popular de la Republica Española y posteriormente confinado en este campo, del que logró salir gracias a las gestiones realizadas, ya en la posguerra por el Gobierno de España y la Cruz Roja internacional, fue el único superviviente que asistió al acto.
Entre los prisioneros que pasaron por estos campos, principalmente se encontraban miembros de la División Azul, pilotos de combate y marineros enviados por la II República Española, así como "niños de la guerra.".
Al mismo tiempo, también acudió una representación oficial de Estonia, uno de los países bálticos que sufrieron especialmente la represión comunista antes, durante y al término de la Segunda Guerra Mundial, hasta alcanzar nuevamente su independencia. Señalemos que tanto en Estonia como en la República de Kazajistán, el comunismo está prohibido y perseguido. Nadie como los que sufrieron durante décadas este tipo de régimen, puede dar ejemplo y testimonio de lo que representa.
El embajador de España en Kazajistán, Manuel de Larrotcha, frente al monolito recién inaugurado destacó "La sinrazón de una época que truncó la vida de muchos seres humanos y recordó a todos los españoles, sin excepción, que pasaron por los campos". Aseguró igualmente que “Hoy es el día más importante" de su estancia como embajador en Kazajistán. "Rememorar la historia de estos hombres me emociona y reconforta", señaló. En su alocución nuestro embajador citó el documental "Los olvidados de Karaganda", patrocinado por el Ministerio de Asuntos Exteriores kazajo y realizado por la asociación “Nexos Alianza”, que fue el que dio a conocer internacionalmente este episodio, sucedido en esta ex Republica soviética, pero no la única, ya que los campos cuajaban la totalidad de los territorios ocupados bajo el yugo comunista.
El monolito fue bendecido por el nuncio de la Santa Sede, el español Miguel Mauri y el alcalde de Karagandá, Nurmukhambet Abdibekov, en su alocución, aseguró que su país fue uno de los primeros en recordar a las víctimas de los campos de trabajos forzosos.
Estos actos y homenajes, para el actual pueblo kazajo representan todo un orgullo, por lo que se ensalza a los miles de voluntarios, propios y de otras nacionalidades, como los voluntarios de la División Azul, que se enrolaron en las filas del Ejército Alemán de Hitler para luchar también contra el comunismo. En España, estos hechos apenas han tenido transcendencia, a pesar de que tenemos unos fuertes intereses económicos en esta pujante economía, reforzados por estos hechos históricos de lucha contra un enemigo común. En el exterior, la gesta de la División Azul sirve para establecer lazos internacionales y sin embargo, en España es perseguida, incluso incluyéndola dentro de la represiva “Ley de Memoria Histórica”, que en el desarrollo de su articulado, nada dice sobre la División Azul y a la que esta no debería afectar, pero que se mete en el mismo saco de los hechos acontecidos durante la Guerra Civil Española y la represión en la época franquista.
El pasado 11 de marzo de 2015, en la Hermandad Nacional de la División Azul, contamos con dos visitantes muy especiales. Por un lado, con uno de nuestros incombustibles divisionarios, Juan Barrero Macías, artillero de la 7 ª Batería del 250 Regimiento, participante en la batalla de Krasny Bor y a su retorno, miembro de la Guardia Civil desde 1943. El segundo visitante, acompañado de su esposa, Manuel Arce Porres, niño de la guerra. Nacido el 23 de marzo de 1929 en Oña, Burgos, a los 8 años en plena Guerra Civil española, en junio de 1937 a la edad de 8 años es enviado por la Republica a la Unión Soviética. Llegado a Rusia, fue ingresado en Obninskoye, una de las 16 casas dispuestas para alojar a los niños españoles. Estudió la carrera de Neuroradiología y el 1 de mayo de 1966, aún con el General Franco en el poder, regresa a España y trabaja en el hospital de la Paz en Madrid, donde se convierte en uno de los más reputados profesionales de esta especialidad médica, de la que en este momento solo existen otros dos médicos en nuestro país con dichos conocimientos. Recientemente ha editado el libro “Memorias de Rusia”, a través de la editorial “Multipress”, del que nos regaló un ejemplar, dedicándoselo amablemente a la Hermandad Nacional de la Division Azul.
Durante las horas que permanecieron en la Hermandad ambos, alegremente, compartieron anécdotas y vivencias acontecidas hace más de 70 años a miles de kilómetros. No había diferencias entre ellos, solo sus recuerdos como españoles en otras tierras y otra época. Esta es la verdadera memoria histórica de España… no la que se quiere imponer en la actualidad, por intereses políticos, venganzas, revanchas… para abrir heridas ya cerradas.
Un año más, se ha celebrado en España esta festividad, el dia en el que se honra y recuerda a las personas que han fallecido y que ya no se encuentran entre nosotros.
Sirvan estas imágenes de homenaje a todos nuestros camaradas, independientemente del lugar donde reposen en este momento, ya sea en las tierras rusas, en un cementerio de España o en cualquier rincón del mundo.
No os olvidamos.